Por Sergio H. García
A Wendoline
“Allí donde otros exponen su obra yo solo pretendo mostrar mi espíritu.
Vivir no es otra cosa que arder en preguntas”.
Antonin Artaud
Analizando la obra de Spinetta uno se percata de que el fenómeno poético está siempre presente a través de imágenes sutiles pero fuertes. Un ejemplo de la fortaleza de las imágenes es la canción “A Starosta, el idiota” encontrada dentro del álbum Artaud de 1973. En esta obra simiente en el rock argentino (y de todo el continente) se encuentra la respuesta del nuevo mundo a la obra de Antonin Artaud, el poeta francés de la transición, del cambio y del despertar, también considerado un poeta maldito. Artaud (el álbum) no peca de desleal a su homónimo humano; la obra de Spinetta en su gran mayoría habla del despertar de conciencia, del cambio y de la pesadez que queda después de leer a su poeta co-nombrado.
Las imágenes poéticas se muestran en todo momento, desde la primera canción hasta el último verso de la obra. Es recurrente escuchar la presencia de la luz, del mar, del viento y las hojas; fuego, agua, aire y tierra, la unión de los cuatro elementos. En cuanto a Starosta, este no falla a la regla. En ella se inicia con una imagen difusa pero igual de fuerte:
Bocas del aire del mar
Beban la sal de esta luz
Para sí
En esta primera parte nos encontramos con una orden como grito desesperado, como esa desesperación con la que se le gritaría a algo superior. Las “bocas del aire del mar” hablan de la unión de dos de los cuatro elementos (el aire y el agua). El aire como algo a lo que no podemos acceder naturalmente con el propio cuerpo, es decir, por naturaleza no podemos levitar, no es como con el agua en la cual nos podemos sumergir. El aire es, pues, la idea de un ser superior, de la trascendencia; de Dios. El agua asemeja la enorme y fluida presencia de la sociedad, en la cual nos podemos sumergir hasta ahogarnos y perdernos. En la segunda línea se encuentra la consecuencia del primer verso. El autor canta “Beban”, como metonimia de “quiten, arrebaten, tomen”. La sal es una referencia al elemento que impide que el humano beba agua del mar sin el riesgo de caer al delirio. O sea, la sal es lo que hace que la sociedad provoque la locura en el hombre, podría ser lo que contamine nuestra visión.
En “Bajan” una canción anterior a “Starosta”, justo en el mismo álbum, el Flaco dice: “Vos QUERÉS sol”, para después concluir otro estribillo con “vos SOS el sol”, denotando el cambio de la concentración de las ideas en la luz, el sol, el ardor o el candor como algo completamente humano. Volviendo a “Starosta”, al exigirle a esta clase de unión de dos fuerzas omnipresentes para el humano como lo es la sociedad y la idea del ser superior (las bocas del aire del mar) que le quiten los males de la sociedad de su humanidad y se las queden ellos (para sí), el personaje exige ser completamente él mismo, sin influencia, sin apegos.
El segundo imperativo que aparece se encuentra en el cuarto verso: “Ya coman de la eternidad” (esto en relación con la sal de la luz) e inmediatamente sobreviene la hendidura en la sociedad en agua, en el mar con el quinto verso: “Algo se va ahogar”, como un temor o quizás una premonición.
A este punto, Starosta parece quizás menos ajeno a lo que hemos venido escuchando por el resto del álbum. A estas alturas podemos dilucidar que Starosta (que es una configuración del apellido Spinetta) tiene un punto de inflexión. El personaje se encuentra ante un camino con dos posibles vías: Ahogarse en el mar y que la sal lo consuma o que su súplica sea atendida y su luz sea purificada a grado de quemarse en ella. El personaje permanece, no se decide, se queda absorto ante los dos caminos. Prueba de esto los siguientes versos:
Y este es el ardo
Y esta es la fiebre
Del que espera
Frente al despertar
Los dos versos en polisíndeton hacen referencia a lo que está pasando por el personaje: el ardor, la fiebre, el candor, un claro impulso hacia el calor: la luz. Después delata su propia indecisión “Del que espera/ frente al despertar”, frente al cambio, a la elección de un camino.
Hasta aquí la música se ha mantenido en una constante de un piano de cola, tocando con acordes compuestos y séptimas menores o inversiones de una forma agresiva muy marcada, mientras el ritmo, marcado en un principio, se disipa para convertirse en uno menos constante y llegar a un silencio brusco en el último verso de esta primera parte “Vámonos de aquí”, que hace referencia a la toma de fallo. A continuación el piano se queda prolongado, cambia unas cuantas veces de acordes, aparece un efecto analógico que pareciera ser construido por una cinta magnética corrida en reversa y una guitarra. Aparecen The Beatles cantando “She Loves you” por un segundo, quizás con la finalidad de dar un aire de pasado, después una mujer llorando toma el protagonismo de una forma trágica que termina con su único grito de dolor. Todo esto en conjunto da la apariencia de viajar al pasado. Una maldita locura que se convierte en paz con la siguiente parte lírico-musical que se nos presenta con un guitarra eléctrica limpia y con acordes tocados en cejilla, al mismo tiempo otra guitarra eléctrica da un arpegio sobre los mismos acordes y una tercera oscila en la tónica y la séptima de la octava pasada, es decir, un tono o medio tono abajo dependiendo de si el acorde es menor o mayor. Con esta aura tranquilizadora se nos presenta la siguiente estrofa:
No llores más ya no tengas frío
No creas que ya no hay más tinieblas
Tan solo debes comprenderlas
Es como una luz en primavera
Es como una luz en primavera
En esta estrofa se destaca un aire de consuelo y fraternidad. Se siente el amor hacia la otra persona. Un consuelo que dice: “No te detengas a llorar mucho tiempo. La Paz no durará para siempre. Hay que entender la oscuridad como la luz naciente de un amanecer o la primavera”. Parafraseando este es el consejo que le da Spinetta a Starosta en el pasado, es decir, a él mismo en otra época, antes de estar frente al ardor, la fiebre o el mar; antes de tener que despertar.
Abruptamente volvemos al piano con acordes compuestos del inicio; volvemos al presente, como si la sección anterior hubiera sido un recuerdo o una vivencia onírica. Volvemos al Starosta del inicio, exigiendo ayuda. Este nuevo-viejo Starosta caerá al Sol, a la luz; a sí mismo:
Altas mareas del sol
Llenen sus bocas con él
El idiota
De nuevo las imágenes fuertes: las “altas mareas del sol” son hipérboles de las ideas propias, contraponiéndose al aire y al agua. Atravesándolo todo como la luz. El cantautor se exige acabar con el pasado, con el sinremedio diciendo “Ya nada puedo hacer por él” y luego con la condena “Él se quemará/ Mirando al sol”, anunciado que sino hay movimiento el candor del sí mismo lo consumirá sin haberlo tocado. Cerca del final con casi la misma testificación del que aún no elige su camino “Y esta es la historia/ Del que espera/ para despertar” y por fin resituarse con el “Vámonos de aquí”.
En conclusión, “Starosta, el idiota”, es una compleja composición poético-musical de Luis Alberto Spinetta que habla de sí mismo enfrentándose a una de las crisis existenciales más grandes: el seguir a todos o luchar por lo que creemos y somos. El súper-hombre, para Nietzsche. La canción no se sitúa en un solo tiempo o realidad, sino que aborda dos temporalidades de dos realidades entrelazadas. En una Starosta será luz o esta será consumida por el aire del mar. La respuesta es desconocida para el que la escucha. Solo nos queda saber sobre el ardor y la fiebre, sobre la luz entrando en las tinieblas y que las noches de invierno terminarán con la luz de la primavera.