Por Teratos
Abrazo las aguas
de un mar muerto
escuchando desde adentro,
rogando: “No quiero morir”.
Abrazo la tierra,
que dio frutos prohibidos
a seres que danzaban
volcando su pecado
al compás del dolor.
Abrazo espejos
reflejando mis angustias,
mi carne envejecida,
curtida de dolor
y mi voz de señor
de una agotada garganta.
Abrazo mi pasado
diciendo: “No podré morir
sin antes tomar
de tus manos
la gloria
y el valor”.
Abrazo tus palabras,
que al viento arrojabas
para librarte del pecado
marcado en tu frente,
viviendo en rencor.
Abrazo los cuerpos,
que sangraban sin piedad
buscando la paz
en caminos asesinos
donde habitaba el mal
reinando la injusticia.
Abrazo ese final de una vida,
que no entendía el porqué
si existía mil risas
y tantas alegrías
solo sufría sin un fin.