Por Wilbert Osorno Villanueva
solo dejen que les diga una cosa: el porvenir es redondo y la historia hace más agua de lo que uno piensa; el fracaso es un prejuicio de los conservadores, igual que el progreso y las cremas anti-vejez. Conste que no hablo en símbolos, hablo con sinceridad; los burócratas les teman a los años bisiestos, que otro imbécil se desvele pensando en los arquitrabes. Aquí solo hay lugar para el desorden de las axilas, la rebeldía lenta de la roca, la afirmación desnuda, con letras grandes y mayúsculas de niño. Escúchenme bien: hay que enjuagarse el futuro de vez en cuando, echarse un poquito de lejía en las pestañas, el cerebro y las tripas. Tenemos que desempolvar a nuestros muertos, porque miran ansiosos desde las paredes y preguntan. Es nuestra obligación responder.