Axioma en movimiento

Axioma 2 | Xenofobia a saltos y resorte

Por Ana María Vázquez Rosas, correctora de Zompantle.

Cuando era niña me encantaba jugar con las chicas de la cuadra: Ana y Azucena. Ahora que lo pienso éramos muy organizadas. En todos los juegos siempre había intercambios, una muñeca a cambio de diez caramelos, un moño por cinco dulces y así gradualmente hasta que el juego de los intercambios se fue tornando en algo más serio. Ideamos nuestra propia tienda de juguete. En el jardín de la abuela de Ana había un horno viejo que ya no se usaba, le dimos nueva vida al inaugurarlo como nuestro almacén y establecimiento. 

La mercancía se basaba en todo aquello que recolectáramos. Las flores asemejaban dulces, los caracoles suplirían los chocolates y las piedras rosas y lisas que rodeaban la fuente serían broches. Incluso ideamos nuestra moneda de cambio. Pagaríamos con espectáculo, por ejemplo, las flores equivaldrían a diez saltos de cuerda. Por otra parte, llegar al nivel de las rodillas y de regreso en el resorte sería el monto para obtener una piedra de fuente. 

Sin duda pasé de los momentos más divertidos y entrañables de toda mi vida en ese jardín. Ana y Azucena eran primas, tenían ocho años y yo nueve; mi edad causaba respeto y me dotaba de cierta admiración a los ojos de mis amigas. Además, era extranjera. Ello les causaba mucha curiosidad y me pedían hablar sobre la comida típica de mi país, los festejos e infinidad de dispares culturales. Pasamos un año verdaderamente asombroso hasta que llegó Bruno, el hermano de Ana.

Con la llegada de Bruno vinieron muchos cambios. Incrementó el costo en los juegos solo para mí. La razón se basaba en mi no-pertenencia a la familia, así que mi tarifa de saltos era más elevada. Pasé a pagar quince saltos y el nivel del resorte para mí era aplicado a la cintura. No duró mucho ese trato porque mi familia decidió volver a nuestro país. 

Han pasado treinta años. He vuelto al país de Ana, Azucena y Bruno. Las dos primas tienen una tienda y yo puse la mía. Bruno se volvió presidente e implementó normas proteccionistas al país: los extranjeros pagamos un impuesto más elevado en nuestra mercancía que los nacionales. 

Sin duda la infancia tiene un eco poderoso que retumba en el presente.

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