Antropomórficas

Artículo | Sobre la comedia y lo políticamente incorrecto

Por Salvador Sánchez

Durante el mes pasado México (como todo el mundo) fue testigo de los debates sobre el racismo y el poder en Estados Unidos a través del lente de las protestas pacíficas ocurridas en ciudades de ese país. Muchos mexicanos decidieron apoyar el movimiento con publicaciones y mensajes de apoyo con el hashtag #BlakLivesMatter; sorpresivamente, esta acción ocasionó que, en el multiuniverso odioso de Twitter, resaltara la existencia en nuestro país de tratos desiguales entre las personas por su color de piel.

Muchos usuarios de esta red social señalaron a algunos líderes de la opinión pública mexicana que utilizan una comedia basada en la burla hacia otras personas para hacer llegar su punto de vista o  bien para humillar a sus “oponentes”. Dentro de estos señalamientos se han debatido varias temáticas, que van desde cómo hacer chistes hasta la relación entre el lenguaje, el poder y lo ahora llamado “políticamente incorrecto”.

¿Qué es la comedia?

Para seguir adelante es necesario revisar qué es en sí la comedia, en qué se basa y a quiénes se dirige. Parece sencillo, pero la realidad es, como siempre, más compleja de lo que se cree. Tan solo con revisar las definiciones del diccionario, sin la necesidad de entrar en ideologías, es fácil confundirse. Por ejemplo, de acuerdo con Wikipedia, “La comedia … es el género dramático opuesto a la tragedia​ y, por lo tanto, relacionado casi siempre con historias con final feliz”… No ayuda mucho esa definición. Por otro lado, la Real Academia Española explica la comedia como: “Pieza teatral en cuya acción suelen predominar los aspectos placenteros, festivos o humorísticos, con desenlace casi siempre feliz”.

De acuerdo con la definición de la RAE, el medio de la comedia es el teatro y busca traer sensaciones y sentimientos placenteros a través del humor y  el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Entonces, ya no solo se trata de qué es la comedia, sino también de revisar la definición del humor. Es en este momento cuando se descubre en una larga lista de tipologías que de nada sirven, pero por diversión mencionaré algunas:

  • Humor humorístico: Caracterizado por el escritor vanguardista español, Ramón Gómez de la Serna, como el que relativiza las cosas y critica lo que cree ser definitivo. Ver aquí.
  • Humor satírico: Hace uso de la ridiculización, la farsa o ironía hacia aquello con lo que se está indignado y busca a través de ella una mejora de la sociedad. Puede ser un poco moralino. Ver aquí sobre la prensa satírica.
  • Humor irónico: A diferencia del anterior, este no es moralino y tiende a lo nihilista, es decir, niega todo principio religioso, político y social porque carece de proyectos. En su punto más agresivo es sarcasmo. Ver aquí las diferencias de acuerdo con Algarabía.

Dejo al buen juicio del lector la decisión de buscar más sobre el humor, pues este no es un texto académico.

Lenguaje y poder hegemónico

Ahora, con estas pequeñas definiciones sobre la comedia y el humor podemos hablar sobre el lenguaje, material teórico que es la base de ciertos científicos sociales como Levi Strauss. Dicho antropólogo francés, a través del estructuralismo y de acuerdo con la UNAM, postuló que la lingüistica y la comunicación inconsciente entre las personas se opera mediante símbolos, a pesar de sus distintos idiomas.

Como lo dijo Strauss en 1968:

“en toda sociedad, la comunicación opera en tres niveles diferentes por lo menos: comunicación de mujeres; comunicación de bienes y servicios; comunicación de mensajes. En consecuencia, el estudio del sistema de parentesco, del sistema económico y del sistema lingüístico ofrece ciertas analogías”.

Por ello, aunque no lo creamos, el lenguaje se relaciona con todos los sistemas, incluido el humor y la comedia, por lo que decir “es solo un chiste” puede no significar lo mismo, pues esos símbolos en los que se basan las palabras tienen un significado diferente entre los que históricamente han sido los oprimidos y los opresores. “Pero no es opresión, es humor”, dicen algunos; sin embargo, no se puede ver el humor y la simbología de las palabras como algo separado, están dentro de todo. Aquí viene un punto importante: lo políticamente incorrecto y la conocida Generación de cristal.

¿Qué significa todo esto?

Ciertas publicaciones de universidades como Berkley en California dicen que “hablar de una manera políticamente correcta podría ayudarnos a evitar ofender a los demás pero si lo hacemos de forma políticamente incorrecta pareceremos más auténticos y genuinos”, esto lo mencionan con relación al discurso de los líderes de opinión y los políticos.

Pero ¿qué significa realmente? Decir personas “ilegales” en lugar de “indocumentados” es un ejemplo claro. De acuerdo con Berkley, lo anterior hace que el orador se vea más auténtico y no tan influenciable. Pero, ¿por quién? ¿por la teoría liberal?, ¿por lo que llaman ideología de género? Por eso que los luchadores sociales han intentado visibilizar desde décadas o incluso siglos atrás.

Banderas confederadas, palabras derogativas, burlas a una condición física, preferencia u orientación sexual, pobreza y color de piel, todo eso tiene que ver con el humor políticamente incorrecto, ese que se suele ver en la televisión abierta mexicana, ese en el que se han escudado muchos comediantes hasta hace pocas semanas.

“Nunca cambiaremos” dicen ellos, porque quieren demostrar que no son influenciables, quieren verse lo más auténticos con su audiencia. De esta manera hacen uso de un humor satírico o irónico para lanzar un mensaje cargado de simbología. Entonces, al ser señalados por la opinión pública de Twitter, estos líderes denuncian que los quieren censurar. Justifican sus palabras rememorando programas de televisión, radio y rutinas de stand up que hacían uso de este humor y se burlaban de ciertos grupos sin que alguien los señalara de racistas o discriminadores.

En conclusión, la comedia ha tenido como uno de sus objetivos principales hacer burla de los errores de la sociedad. Se tiene que entender que los chistes y el humor no existen en un vacío, sino que tienen un contexto histórico y social. En este caso, justifican las burlas y el sarcasmo que buscan humillar a grupos de personas que han sido dominadas. El ser políticamente correcto nada tiene que ver con influencias exteriores, sino con luchas sociales de personas que buscan reivindicar sus derechos civiles y su dignidad.

[Salvador Sánchez es Relacionista Público y creador de contenidos digitales.
Puedes seguirlo en Twitter cómo @dickjonhson.]

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