El cuento en cuarentena

El cuento en cuarentena | Horripilante ser

Por Martín A. Torre

Llevaba acostado un buen rato en mi cama, muy tranquilo, durmiendo. Afuera hace frio, no es una noche normal. La electricidad se fue. Lo más raro fue la explosión que se escuchó justo al lado de mi cama. No soy un cobarde ni nada por el estilo, pero esta vez sí que me asusté. Todavía me siento nervioso y curioso por saber por qué sucedió todo. Siento que es una noche atípica.

La red eléctrica aún no regresa. Llevo horas dando vueltas en la casa en estado pensativo, a oscuras. No sé si es una falla general o si explotó algún componente del alumbrado público y dejó a todo el barrio sin luz, siento que enloquezco por saber qué está pasando afuera. Los perros aúllan desenfrenados al punto de llevarme a un estado de psicosis total. Estar solo no ayuda y no puedo calmarme de los nervios y la curiosidad.

Estoy considerando salir y ver qué fue, ¡qué es lo que está pasando! Es todo muy extraño, no sé si les ha pasado que tienen la intuición de que algo no está bien, que hay un pensamiento que surge en estado de angustia sin razón. No se ven pasar autos, no se escuchan vecinos, lo cual es entendible por la hora de la noche que es. Me acostaré mejor. Dejaré que pase la noche y mañana quizás vuelva la electricidad y todo siga bien como siempre, aunque no puedo dormir, estoy muy alterado y ansioso por enterarme de lo sucedido. Algo dentro de mí está haciendo ruido de que no está todo en orden. 

Bien, tomaré coraje y saldré. Me preparo con la linterna, un abrigo y reviso el reloj: son las tres a.m. Estoy revisando todo, pero no se ve nada fuera de lugar, solo este terreno baldío no me dice nada, los cables están en orden, no entiendo qué pasa. Entiendo de electricidad, durante cinco años he trabajado como operario electricista para una gran empresa privada. 

No veo luz en ningún lado, no oigo sonidos humanos, solo los malditos perros que no se callan. Me siento raro… Pensé que tendría frío, pero no siento nada, solo me siento mareado, con dolor de cabeza y empiezo a sentir un olor extraño. Siento que acá afuera quiero llorar y ver a mi familia.

Definitivamente esto no es común, no está nada bien. Los perros aúllan cada vez más y no sé en qué dirección se encuentran. Estoy caminando. No se ve mucho la luz de la linterna, solamente me alumbra pocos metros delante de mí, además de que mis manos tiemblan demasiado, distorsionando la forma de alumbrar de mi poca luz. Me caen lágrimas sin razón alguna, no entiendo nada.

Llevo dos calles de mi casa sin rastro de nadie, el barrio se encuentra desierto y tengo miedo totalmente. Pero creo que vi algo moverse, no estoy seguro de si la locura se apoderó de mí o si el cansancio me está jugando una mala pasada, pero estoy seguro de que vi una sombra a lo lejos moverse en una dirección, la seguiré.

Después de una cuadra caminando en la dirección de la sombra me encuentro con ella en una esquina. Estoy totalmente perplejo. Por más que la enfoque con la linterna sigue siendo una sombra, la parálisis que tengo en este momento no se la deseo a nadie, es una sensación horrible.

La sombra estira su mano hacia mí, me quiere tocar, como primer reflejo me alejo hacia atrás, doy tres pasos en reversa, pero ella avanza hacia mí, no dice nada. Es una silueta alta con forma humana, sin cabello, sin rostro, nada, solo es pura negrura. No tiene comparación con algo que haya visto antes. Es como una película de terror de los años 80.

No sé qué quiere, me hizo seguirla y ahora quiere tocarme. No dejaré que lo haga, solo voy a darme la vuelta y caminar en dirección contraria, creo que estaré seguro en mi hogar nuevamente.

Mi paso es cada vez más ligero y me encuentro a tres calles nomás, llegaré enseguida pero no sé si la sombra me sigue y a qué velocidad. Espiaré hacia atrás sobre mi hombro.

Es raro porque esta misteriosa y escalofriante criatura no me sigue, es más, no la veo. Me falta una cuadra por suerte, así que podré bajar la velocidad de mis pasos y respirar más tranquilo. Sea lo que sea que esté pasando es una horrible situación, pero tengo la suerte de no tener que preocuparme por esa cosa en este momento.

¡No puede ser!

¿Qué está pasando? 

¡Cómo llegó tan rápido!

Ese maldecido y horripilante ser se encuentra en la esquina de mi casa, es como si me estuviera esperando. Sigo sin entender nada ni cómo sucedió que llegó de forma tan veloz, solo me freno y pienso antes de llegar a eso.

Caminaré en la dirección opuesta, tal vez deba esquivar a ese monstruo toda la noche. Quiero que termine esto, ya me encuentro exhausto y no me siento para nada bien en ningún sentido.

¡Oh, no!

Apareció delante mío, solo nos separan dos metros… Estira otra vez su mano. Voy a correr hacia atrás, es más rápido que en la última ocasión. Dio tres pasos y me tocó…

¡Maldición! 

¡No!

La narración anterior fue la única pesadilla que tuvo durante un mes seguido un hombre en estado de coma, causado una gran descarga eléctrica. Según él, era todo el tiempo la misma historia, continuamente tenía esas mismas sensaciones de ansiedad, nervios, miedo y angustia.

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