Por Adriano Pavarotti
Ciudad de México, XY de abril de VWZA
A quien corresponda:
Te escribo esta carta porque, en primera instancia, soy un romántico de mierda. Dicho en otras palabras, soy un cursi. Te escribo mientras miro por mi ventana y veo esta primavera cantarme en la cara y este radiante cielo azul.
A pesar de los pesares, el mundo brilla. Aunque no lo haga para los humanos. Ha pasado ya un año de que nos vimos por última vez y yo aún recuerdo el día en que me quedé impactado por ti. Me hablabas de un amigo pasado y había tal melancolía en tus palabras que me quede anonadado. Fascinado por esa sensación, me quedé escuchando cómo descendía en esa espiral.
Estoy aquí encerrado esperando las provisiones de la semana. Me pregunto, ¿por qué no rompo el toque de queda y cruzo ese pedazo de ciudad que nos separa? ¿Y qué importa la policía militarizada, o esa jauría de perros antropófagos? Pero, he aquí lo sustancial, qué tal si en ese pequeño tramo me encuentro con la enfermedad, esa que nos tiene recluidos.
Me imagino que llego a tu depa y subo a pie los 7 pisos que te separan del suelo, corriendo porque no hay elevador. Toco a tu puerta. Espero con mi corazón agitado por la corretiza y la emoción. Entonces, estornudo. Al mismo tiempo, se abre la puerta y me recibes tú. En ese instante , te ríes, te enjuagas la cara y me dices que no me preocupe, como solo tú sabes hacerlo. Me invitas a comer de ese pastel de manzana que te queda riquísimo. Es de noche, después de lavar los platos y recoger la mesa te voy a buscar y veo tu cuerpo en la cama. Pero sé que hay algo raro. Me acerco, estás temblando. Sé que las medicinas cubanas ya no hacen nada a la nueva cepa. ¿Qué carajos he hecho?
Disculpa, es mi fantasía y quisiera aclarar que no he querido ocupar mi imaginación en matarte. Créeme que también he contemplado mi muerte, pero aunque no lo creas, no lo sufriría tanto. En caso de que tú fueras inmune y yo no, morir en tus brazos sería un sueño hecho realidad (he dicho ya que soy un romántico de mierda). Sé que sería injusto para ti, pero a mí no me molestaría en lo más mínimo.
Hace 6 meses, desde que colapsó el internet, que ya no he tenido noticias tuyas. Al principio me calmé, me consolaba pensando que esto no duraría, que pasaría enseguida. Pero justo entonces, empezaba lo peor, la saturación de las redes y la falta de mantenimiento nos dejarían aislados. Tengo electricidad y puedo ver las noticias por la tele, pero lo que yo quiero es hablar con seres humanos. Mis rumis ya no están. Julián se fue en cuanto empezaron los saqueos y Rutilio se fue con él a los 3 días. Me quedé aquí, en parte porque pensé que si decidieras venir, aquí podrías encontrarme, pero de eso ya seis meses.
El correo debería funcionar normalmente, a través de los agentes del gobierno que reparten las raciones, pero siempre me piden que les dé mi ración por llevar mi carta. He resistido porque me parece injusto, pero a estas alturas ya nada me importa, he decidido guardar mi ración de la semana pasada y la de esta para que no te cobren en caso de que haya una respuesta. Solo quiero saber que estás bien. Con eso me basta.
Siempre tuyo,
(Firma ilegible)
Categories: El cuento en cuarentena, General