Por Manuel Raya
Estaba leyendo aquella novela cuando de pronto pensé en el misterio de la muerte. Jamás imaginé que un escritor pudiese escribir algo que estaba sucediendo en estos tiempos. De aquel artista no se sabe mucho, sin embargo se dice que sus libros están agotados y mucha gente que los buscaba en librerías no los encontraba porque están descatalogados y ya nos los venden. Yo tengo la suerte de tener un ejemplar que encontré en la biblioteca de mi abuelo, fallecido hace unos cinco años.
Fue entonces que me pregunté: ¿Si mucha gente busca esos libros, por qué no se reeditan? Me puse a pensar durante algunos minutos, hasta que por fin comprendí por qué sucedía esto. En algunos casos los derechos de autor los tiene la familia y no quiere negociarlos, en otros casos el autor no tenía familia y no dejó ninguna autorización para que se publiquen y reediten sus libros. Estos últimos casos me hicieron pensar en Franz Kafka, que le pidió a su íntimo amigo que no se publicase ninguno de sus libros; también pensé en J. D. Salinger, un autor norteamericano que era una especie de escritor ermitaño. Él no quería ver a nadie ni conversar con nadie e incluso se aisló fuera de la ciudad para encerrarse en una cabaña y dedicarse a escribir.
Con respecto a este autor que les comentaba, puedo decirles que se trata de un escritor que vivía en las calles y que nunca vivió de las regalías de sus libros. Fue admirado en todo el mundo después de muerto, como pasa con la mayoría de escritores.
Ahora se hacen congresos literarios en su honor y en su memoria. Grandes editoriales publican libros afirmando que son sus escritos perdidos, tal como lo hicieron con Roberto Bolaño, escritor chileno de culto, del cual se siguen editando obras supuestamente escritas por él.
Tal vez esa sea la estrategia de las grandes editoriales para poder comercializar los libros de una manera exponencial. Primero generas una leyenda sobre un escritor, luego, al ver que sus libros son muy solicitados, los muestras como si estuvieran agotados, para finalmente venderlos a precios exorbitantes. Pasó con este escritor que les menciono y de seguro pasará con muchos otros.
Por supuesto hay otras teorías, como las que mencionan que se ocultan ciertos libros porque despiertan las mentes y abren el pensamiento a criticar y cuestionar el sistema.
Piense un poco y usted encuentre una respuesta.
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