Por Francisco Javier Valenzuela Saravia
baten las alas de la fénix posmoderna
reverdece el ave de la perdición
en un estornudo se conectan los enchufes de
CIUDAD ARCOÍRIS
hogar de la invención / el anhelo / la vanidad
marchitos los grandes romances del crepúsculo
brotan los 7 crayones de la antinatura
los 7 pigmentos labrados por el hombre
las 7 semillas de la aberración
naranjos desde los postes guían los pasos de los primeros errantes / amarillos vehiculares encandilan semáforos / postes / y letreros / casi mudos por el smog / verdes potencian la histeria móvil de los dancefloors / azules rechinantes explotan desde luminotecnias y gigantografías / rojos motean el sórdido impulso / violáceos insolentes acicalan lo que resta de gris / de cemento / de razón /
somnoliento / el gran plano / la gran maqueta
se empapa de sinestesias recreativas
gravas que empolvan la desolación / el agobio / los laberintos
las junglas de la conciencia humana / aquellas que a toda costa desea habitar
la máxima de los desvelos
es transformar la metrópolis
en parques de diversión
saciar los bostezos de la venidera clase de cautivos
con los frutos de la teoría natural
así estipulan los arquitectos profanos
desde las altas esferas
de su cromática caleidoscópica su Babilón
allá en las alturas se despiden del lucero
el ocaso de divinas batallas
para al fin erotizar a los miles de estériles
los miles de vástagos adoctrinados por el trauma-shock-stress
el proyecto aún es inconcluso
mas su visión inmediata
es que las tecnologías hielen los complejos cavernarios
que las gentes repudien aquella fogata que arde en el pasado interior
que renazcan tras la búsqueda de fuegos inauditos
las nuevas llamas que a la postre calcinarán la libertad