Por Pilar Sanjurjo Murujosa
un cubito de hielo
se desliza
por mi hombro
y cae
como en un tobogán
por mi clavícula
deja huellas en el esternón
y se deshace en el ombligo
deja una laguna melancólica
que salpica mi dedo índice
-quiero más-
quiero más de ese frío erizando
cada pelito que raspa
áspero,
juega con la tensión
de la insoportable necesidad
de querer más
no es cruel, es su esencia
acuosa y vacía, que se derrite
cuando roza el sol,
no entiende
y se desintegra con el tacto
que le entrega la sangre
no le niego mi piel
me entretengo con su limitado
tiempo de furia
lo dejo
lo dejo esconderse en mi boca
para que sueñe con vapor
y besos de otra especie