Por Francisco José Casado Pérez
Una postal llega diciendo
Desearía que (no) estuvieras aquí
Saludos cordiales
Láurea de origami para fraudes
condenados al blanco infierno
entre cada letra de los nombres
que no cesan de leerse.
Sentencia por el crimen de teclear
en vez de tachar hojas de papel
a falta de insumos
para escribir en la oscuridad.
Tromba que anega todo lo escrito hasta el momento
con la necesidad seguir escribiendo,
alumbrar los archiveros
a quienes todavía creen
que encontrarán verdades a deshoras,
lejos de los altares y sus (j)aulas.