Por Francisco José Casado Pérez
A medio paso de la multitud
un indigente sabe algo
y le causa gracia.
Donde todos van y vienen,
ríe por ser el único
que comprende la broma,
todos están de paso.
Pero tiene claro dónde está,
y saberse justo ahí,
le cosquillea las encías.
Pero la gracia no dura
sin nadie más
que se dé cuenta.