Por Tessa

Existió un mundo más allá de este, un mundo tan lejano que pocos saben de él, se  convirtió en una leyenda la cual poco a poco se olvida, era un mundo de magia pero… No una convencional. Era un mundo donde lo bueno se apreciaba, uno donde las   pequeñas cosas tenían un gran significado,  los momentos, lugares y esos instantes poco vistos eran mucho más que algo simple.

No era un mundo de caballeros, súper héroes, ni hadas y mucho menos ogros; era un mundo de entendimiento, cordialidad y tolerancia. Un mundo donde los incomprendidos se les admiraba , a los perdidos se les rescataba y los que se alejaban lentamente se acercaban a las masas, porque les hacían ver que había espacio para cada uno de ellos. Donde no había competitividad,  rivalidades ni poder; era un mundo donde cada uno era diferente, pero a la vez aceptado. 

Un mundo de tanta magia, no de cuento,  no de hadas o dragones y mucho menos  la que te hace volar o convertir a la gente en sapo, si no donde una sola sonrisa, un beso en la mejilla era lo más poderoso que se lograba, donde la muerte se celebraba; la cual se festejaba tanto que no recordabas  a la persona con tristeza y mucho menos llegar a tener lástima, en cambio  te quedabas con  los momentos increíbles y con eso te bastaba.

Un mundo fuera de los arrepentimientos y la baja autoestima fuera de la soledad o la depresión,  porque su gente asimilaba las lecciones,  no se frustrada por los obstáculos y mucho menos se resentía con la vida.

Un mundo donde te sentías tú mismo sin ninguna imitación y con mucha autenticidad, un mundo cuya humildad era su mayor riqueza.

Un mundo de libertad, entusiasmo, alegría, amor y pasión.

Con demasiada pasión por vivir y no solo existir. Fue un mundo mágico, lejano pero a la vez tan cercano. Un mundo que tal vez algún día deje de ser una leyenda y se levante y solo tal vez… 

Sea nuevamente tan poderoso como algún día llegó a ser…