Por Alejo Tomás Ambrini
Es que me ha quedado el alma;
se me ha ido el olvido
me he encontrado la gracia
y tus ganas de nada.
Recordé tu nombre.
Es que me ha quedado el alma.
Nos reconocimos,
fuiste vos la que juró
o fuimos los dos.
Tu pelo, tus uñas sin pintar.
Tu brillo de bares.
Tu alma sin pena.
Tu fragancia a mares.
Tus zapatillas gastadas.
Es que me ha quedado el alma
desamparada
y las pocas ganas de encontrarte.
Es que mi fortuna no fue conocerte,
sino olvidarte.