Por Andrés París
Realmente hay personas con muy buena suerte. No es que yo crea en la suerte. Sería mejor decir fortuna. Sí, hay personas afortunadas. Por ejemplo mi hermano, al ser profesor del Estado no tiene que ir a trabajar mientras pasa la cuarentena. Siempre ha sido así. En casa mamá siempre le servía la mejor porción, en el colegio salía con la chica más bonita, mi padre le dejaba conducir el auto, en el ejército le tocó la cama alta. Ese sí es un chico suertudo. Yo soy todo lo contrario. ¡Y una mierda! ¡El tráfico de esta ciudad!
No puede ser que el día de inicio de la cuarentena tengamos esta cantidad de vehículos. Pero es que la administración local no sirve para nada. Ganan millones por rascarse el culo; ven sus teléfonos, hablan con sus novias, van al sanitario y hay papel y toallas: ¡putos suertudos! En cambio yo, que le sirvo a la comunidad de 8 a 6, ¿qué obtengo? ¡Todo el turno de pie!, con aquel calor brotando de esa máquina infernal, aquel orangután de Sánchez pidiendo mayor productividad: ¡una mierda!
Al fondo se ven las llantas de un camión. Al parecer ha sido un accidente. Ya lo veo. El accidente ha ocupado los tres carriles de la vía. ¡Mierda!, ¡otra vez tarde! Y hoy, el puto comienzo de la cuarentena, nadie me va a creer. Debo sacar un vídeo de esto. Seguramente el hombre del camión se ha quedado dormido. Suele pasar. Hasta los conductores expertos han llegado a sentir sueño al volante. Es que las personas no tienen cuidado con el sueño, algo tan importante. Gastan la noche en las fiestas y el licor, videojuegos o partidos de fútbol. Alguna vez leí que hacer la digestión produce sueño. Si tienes malos hábitos puedes comer una hamburguesa con doble carne, tocino, y tienes esto. También pasa porque algunos tienen turnos muy largos.
¡Las personas son imposibles! ¡Mira! ¡Dos filas de chismosos! Esto resulta imperdonable. Voy a llegar tarde al trabajo y tendré que reponer la hora en la noche. Malditos degenerados. Cerdos inescrupulosos. Nos hemos convertido en una caricatura de sociedad. Ansiamos la muerte y la sangre con morbo. Vamos de camino a la decadencia. La ambulancia ha apagado la sirena. Eso es malo. Tan malo como que esté el camión de la SIJIN. Hay muerto. Estoy seguro, ese logo solo significa una cosa: muerto.
Son cuatro automóviles más el camión. ¡El más pequeño esta vuelto mierda! ¡Es increíble que haya quedado reducido a esa lata deformada! Todo está cubierto de sangre. Cuando una persona es destrozada en accidentes de tránsito lo más horroroso son los pedacitos de piel y los grumos de grasa. Es lo más desagradable que he visto en mi vida. He tenido la desdicha de ver cuerpos destrozados por la velocidad. Y siempre me sorprende esa fragilidad del cuerpo humano. En el menor descuido: eres historia.
¿Cómo te detienes así? ¡Maldito animal! ¡Mira lo que le hiciste a mi auto! Esto me va a costar una fortuna. Y justo durante la cuarentena. El día que voy tarde al trabajo. Hay personas que no tenemos nada de suerte.