Por Rodolfo Villafuerte

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Hay días que odio el desastre, me molesta tener desorden y el caos hasta el cuello, hay días que el desastre soy yo…

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Sigo aguantando los largos días, las inmensas semanas y los duros meses y a veces se me olvida que entre ellos se encuentra mi vida.

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Estoy tratando de volver a mí,

estoy disperso de sentidos, de sentimientos y latidos.

Me desprendo de mi carne, mi cara usa mapas de memorias para volver al sitio,

Pero no vuelvo, mi memoria poco a poco se termina, como la vida…

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Nos explorábamos el cuerpo con los ojos cerrados, ya nos conocíamos completos pero aun así la piel decía que sí.

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Mientras soñábamos en aquel cuarto, nos volvíamos nosotros y ellos se convertían en nadie y la cama en pista de baile y las flores en público, decidimos que nos queríamos cerca, lo más cerquita posible.

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En la avenida observé que nadie nos veía y mientras bailamos con los ojos vendados pude ver que éramos felices.

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Bajo el túnel escribimos con besos nuestros nombres.

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Cállame los ojos con besos de miradas.